The following is an essay I wrote for Hispanic Literature. It deals with an essay by José Martí titled "Nuestra América" which aims at emboldening the people of Latin America to renew their countries by renewing their government by ensuring that it is government that springs from the spirit of the people (instead of government that has just been inherited from Europe).
Nadie es su propio vecino; esto no es una atrevida afirmación, sino que es más como un comando en la obra “Nuestra América” por José Martí. Martí escribe porque es difícil no imitar a su vecino si su vecino tiene mucho éxito. En esa obra, Martí quiere envalentonar a la gente de su país y de todos los pueblos de América del Sur, su “América.” Quiere que América sea fuerte y sea nuestra América — no la de Francia ni de España ni de cualquier otro país en el occidental “civilizado.” A tal efecto, en el primer párrafo afirma: “Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza.” La visión de Martí para el futuro y el potencial de América era muy diferente a simplemente copiando de sus vecinos (porque creía esto era predestinado a fracasar), y porque era diferente él tuvo que tener mucho cuidado que iba a ser entendido correctamente. Para hacer esto, convencer a su pueblo levantarse, Martí utilizó una mezcla de elementos simples de la naturaleza y fórmulas complejas de la palabra escrita.
Primero, vamos a discutir la visión de Martí en particular. Vio que había un problema en su América y trató de diagnosticarla: descubrió que América estaba siendo gobernada por la lógica que funcionó... en otro lugar. No creía que esto pudiera funcionar, en cambio, cree que “El espiritú del gobierno ha de ser el del país.” América y Europa no son el mismo continente pero estaban siendo gobernados así. Para empeorar el problema, la comprensión común era que la problema no era la gobernanza, sino los gobernados. Con esta comprensión, la gente de su país no estaba lista oír que tenía su propio poder y voz. La gente pensaba que el mundo tenía razón y ellos estaban equivocados, que Martí vio evidenciado en la manera en que la gente trató de adoptar la cultura de Occidente. Él autor está harto de esta forma de pensar y escribe “Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes.” Él está escribiendo para la gente sencilla, incorrupta, y verdaderamente Americana.
Habla a la gente simple de América con la lengua simple. Con palabras que invocar imágenes vivas de la naturaleza y el trabajo Martí es capaz de pintar el futuro para la gente sencilla de la América que él imagina. Las más sencillas de su país no entendería si habló en términos del patriotismo, la unificación, ni de la autodeterminación; pero entenderán el poder del valor, marchando juntos, “trincheras de ideas”, y hablando con una sola voz. Hay muchos ejemplos en los cuales Marti invoca estas ideas. Para mover a su gente al valor escribe de aquellos sin ello: “A los sietemesinos sólo les fatará el valor.” Además, el autor delinea el poder de las ideas (para las personas que están más acostumbrados a resolver las cosas “con la mano”) por escribiendo que “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.” Estos dos ejemplos pinta una pintura para la audiencia y serán muy efectivos para comunicar la visión de Martí pero la pintura más vivas nos encontremos en línea 17:
Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen los tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete legua!
Esto es una de las imágenes más estimulantes de la obra. Usa muchas palabras que dibujan imagenes en la mente, como hojas, aire, copa, flor, restallando, zumbando, luz, tempestades, y árboles; estas palabras juntas pintan una pintura de una gente incapaz y débil. La pintura habría hecho una conexión emocional fuerte con los que leerían esta obra: somos mejores que ‘el pueblo de hojas;’ somos fuertes, se animarán a pensar.
Pero Martí tambien necesita hablar y animar a la gente más sofisticada quién adora la Europa (pero ójala que adore más la América). Para hacer esto él habla de su idea, que es muy anti-europea, en lo que parece ser el tono de voz de la misma Europa. Es rápido en castigar a aquellos que valoran las costumbres europeas más altas que las formas naturales de América, pero lo hace en un estilo de escritura que permite que aquellas mismas personas no convertirse en autoconsciente suficiente para que ellos son el problema. Hacerlo así permite que él gane a este colectivo que de otro modo podría alejar.
Un buen ejemplo de este estilo de escribir se puede encontrar en linea 105. Comienza con “Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glorioso que el de la querra; ....”, pero parece que nunca va a terminar. La oración es 236 palabras de largo y contiene una mezcla de 23 comas y puntos y coma; no es una oración para el campesino analfabeto. Este tipo de oración es común en los escritos de los grandes filósofos de la Grecia y Roma. Pero, como sabemos, Martí no adora en el altar “de los filósofos clásicos.” De hecho algunas oraciones antes de la oración maratonesca afirma que “Nuestra Grecia es preferble a la Grecia que no es nuestra,” que es dicer tenemos que construir nuestro propio mundo con nuestra propia sabiduria.
Después de la labor de unir a la gente común y sofisticados en el mismo cuarto, Martí puede profudizar más en lo que él cree que va a solucionar muchos de los problemas de América: el gobierno natural. Esto es el corazón de su filosofía del gobierno, que el gobierno tiene que “nacer del país”:
El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.
Sigue profundizando cuando escribe que “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.” Sólo ha de entender el país:
Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece.
Martí cree que las problemas de las Américas se pueden solucionar por entender realmente y afirmar el espíritu de las Américas.
En la película “Japón,” por Carlos Reygadas, vemos lo que pasa (después de muchos años) de una gente gobernada en una forma que contraviene el espíritu de la gente. Al principio parece que la gente ha perdido su camino, pero después del análisis nos damos cuenta de que no es el pueblo que está mal, sino el gobierno; el gobierno es la “falsa erudición.” En la oración maratonesca de antes Martí explica lo que estoy subrayando. El gobierno es malo porque obliga a la gente a tratar de vivir según “elementos discordantes y hostiles que heredó de un colonizador despótico y avieso.” ¡La gente no puedo hacerlo! Es imposible vivir en un modo que contraviene el espíritu. No es que el modo de gobernar es malo ni que el espíritu es la de la barbarie, sólo que los dos son diferentes y no se combinan armoniosamente. Sigue, diciendo que, con la apoya de la gente, América se puede cambiar y rehacerse de acuerdo con el espíritu propio. Más que cualquier revolución, este cambio liberaría verdaderamente América, “Nuestro América.”
Es una verdadera lástima que América Latina se encuentra en la posición en que Martí escribe sobre, pero él tenía una gran visión del camino adelante. Vio que es imposible sólo imitar lo que puede trabajar para un vecino, porque nadie es su propio vecino y puede ser que lo que funciona para ellos no va a funcionar para nadie más. También vio una necesidad de hablar con toda la gente de América, no sólo el hombre común y no sólo el aristócrata; América se necesita ambos. Para hacer esto él usó imágenes concretas de la naturaleza mezcladas con lenguaje sofisticado. Pidió a todos sus publicos con el fin de unir a la gente que amaba a lograr un cambio que beneficiaría a todos. América Latina todavía tiene muchos problemas y el camino es difícil en el futuro pero hay un camino adelante. El concepto de Martí de un gobierno que nace del espíritu del pueblo — en vez de Europa —, un gobierno natural, puede ser el camino perfecto para seguir.